SOPRANO: «Tenemos una competencia sana»
En la víspera del tan esperado gran espectáculo del aniversario de SOPRANO en Moscú, en honor al 15.º aniversario del conjunto, supimos en qué consiste el fenómeno de su éxito, cómo Mijaíl Turétski logró reunir y motivar para cantar juntas a las poseedoras de las mejores voces del país, cómo las solistas consiguen encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal y qué es la felicidad femenina.
El año pasado al grupo le cumplieron 15 años. ¿Cuéntenos cómo pasaron el año del aniversario?
El año del aniversario es un año especial, ¡muy intenso! Hicimos giras por más de 30 ciudades de Rusia.
El equipo de SOPRANO celebró su 15.º aniversario sobre el escenario. Hicimos giras con un nuevo programa de aniversario, nuevas canciones. El más memorable fue el concierto del 5 de abril en el Gran Salón de Conciertos BKZ Oktíabrski en San Petersburgo: el público de la capital del Norte nos recibió con mucho cariño. Esperamos y nos preparamos para nuestro concierto de aniversario en Moscú, que tendrá lugar el 24 de octubre en el Palacio Estatal del Kremlin.
¿Resulta que este concierto cierra esta serie de celebraciones? ¿Cómo van los preparativos para este concierto?
El concierto del 24 de octubre será la culminación de nuestro 15.º aniversario. Sin exagerar, será el acontecimiento musical del año, un brillante espectáculo vocal. Todo aquello por lo que el público nos quiere: energía, sinceridad, la reinterpretación de canciones conocidas a un nuevo estilo, y, por supuesto, el ánimo positivo después del concierto.
En el concierto del 24 de octubre sonarán también canciones nuevas —muchas— y las más queridas, las que cantamos desde la creación del conjunto, las que siempre nos acompañan. Son “Volga”, “Adagio”, “Las margaritas se escondieron”, “Rondo al estilo turco”. Esperamos con impaciencia este concierto, ensayamos todos los días.
El concierto de aniversario en el Kremlin no pone fin a la cadena de celebraciones; planeamos seguir de gira con este programa.
15 años es un plazo importante para cualquier relación. Si lo analizáis, ¿cómo habéis cambiado en este tiempo?
Muchas de nuestras solistas han estado en SOPRANO desde el primer día. Pensaban que llegaban siendo artistas ya formadas y maduras, pero se equivocaban: todavía había mucho que aprender. Y lo logramos gracias a nuestros maestros, al repertorio y a cada solista. En SOPRANO muchas han dominado distintos géneros musicales.
El conjunto nos dio a cada una una experiencia incalculable. Hemos recorrido casi todo el planeta; parece que con los dedos de dos manos se puede contar los países en los que aún no hemos estado. Es la convivencia entre nosotras y la experiencia visual en el colectivo. Trabajar en SOPRANO nos aportó mucho; no esperábamos lo interesante que sería nuestra vida.
Muchas llegaron al grupo siendo chicas muy jóvenes, inseguras sobre sí mismas y sus capacidades. Tuvieron que desarrollar muchas cualidades: resistencia al estrés, comunicatividad, flexibilidad, saber trabajar en equipo. Es una experiencia invaluable. En todos estos años entre nosotras se formaron relaciones de amistad fuertes; hemos pasado mucho juntas. Para nosotras es una felicidad formar parte de un equipo en el que hay mujeres bellas, inteligentes y talentosas. Podemos aprender mucho unas de otras y, al mismo tiempo, tenemos una competencia sana. Cuando creces en un entorno fuerte, te desarrollas y ayudas a los demás a desarrollarse: eso no se encuentra en muchos sitios.
¿Cómo evitar el agotamiento y no dejar de ser interesante para el público?
No entendemos cómo se puede quemar uno si ama su profesión, lo que hace. No percibimos a SOPRANO como un trabajo. Cuando vamos a los ensayos, pensamos que vamos a dedicar tiempo a lo que más nos gusta. Todas cantamos desde la infancia, desde la escuela de música, casi todos los días de nuestra vida. Probablemente, para evitar el agotamiento y seguir siendo interesantes para el público, siempre hay que buscar nuevas ideas.
Como enseña la experiencia vital, después de los 35 la apariencia, los trajes maravillosos y el maquillaje ya no funcionan si por dentro todo está cerrado con llave. Incluso las mujeres más hermosas del mundo pasan desapercibidas en la multitud sin energía. Hay una cosa importante: si por fuera el envoltorio brilla pero por dentro el caramelo está rancio y en la casa hermosa suena la soledad, la forma deja de tener cualquier significado sin contenido.
Sois nueve estrellas, ¿cómo se distribuyen los roles en el colectivo?
Hay una distribución por géneros: cada una de las chicas representa su propio nicho musical. Somos muy distintas —en apariencia, en la voz e incluso mentalmente— aunque ya nos hemos adaptado unas a otras.
En SOPRANO no solo somos vocalistas: alguien se ocupa de la producción, otra ayuda a los estilistas, otra escribe y trae nuevas canciones. Por eso, quizá no son roles sino funciones que asumimos adicionalmente.
La singularidad del proyecto SOPRANO de Mijaíl Turétski consiste en que cada solista es individual. Cada una responde por su estilo y género musical. Cada una tiene un timbre de voz diferente. No tenemos que repartir nada: cada una tiene su propio repertorio, carácter y aporte energético.
Contasteis que los admiradores os regalan diamantes. ¿Qué otros regalos habéis recibido?
Ha habido diamantes, smartphones que entregaron a cada una, pasteles con nuestra imagen, peluches, perfumes, manzanas, salchichas artesanales de producción propia: nuestro público sabe cómo sorprender.
En el escenario tenéis una imagen impecable: contadnos, ¿quién se encarga de vuestro estilo?
Nuestra imagen escénica durante los 15 años la supervisa la esposa de Mijaíl Borísovich, Liana Turétskaya. Es una persona con un gusto y un estilo excepcionales, que entiende de moda y está al tanto de todas las tendencias. Tenemos una vestuarista y diseñadora, Iréna Mazmanian: ella lo sabe todo sobre cada una de nosotras: qué tipo de figura, en qué ropa estamos cómodas. Para que en el escenario podamos entregarnos por completo a la actuación, abrirnos y dar energía, todos nuestros trajes están pensados hasta el último detalle. Iréna siempre perfecciona todos los trajes que nos compran o nos confecciona.
Y a propósito, sobre la vida cotidiana… Con un calendario de giras así, ¿cómo conseguís compaginar el trabajo y la vida personal?
Compatibilizar es difícil. Iveta Rogova tiene dos hijos, Tatiana Bogdanova tiene un hijo; siempre los hijos echan mucho de menos a sus madres y requieren atención. Y ellas tienen otra criatura: la música. Cada vez hay que arrebatar tiempo de uno u otro. Por supuesto, nada es más valioso que los hijos, pero tampoco puedes fallar al colectivo.
Lo más difícil son las giras. La más larga fue un viaje de 3–4 semanas: primero estuvimos en América y luego volamos al Extremo Oriente. No solo fue una separación insoportable de los hijos y los seres queridos, sino también una reestructuración total de los biorritmos: a veces ni siquiera sabíamos quiénes éramos ni dónde estábamos…
¿Qué es para ustedes la felicidad femenina?
Es la fórmula en la que una mujer puede permitirse combinar distintos roles en la vida. Por ejemplo, realizarse profesionalmente como artista, en las relaciones, en la familia, ser esposa y madre. Claro, no es fácil mantener el equilibrio, pero es posible.
La felicidad femenina es la sensación de amor, cuando amas y eres amada, cuando hay continuidad en los hijos. Y la realización para una mujer es una sensación fundamental de felicidad.
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